La tortura auto impuesta de la evasión del dolor
No hacer los duelos a su debido tiempo y la ausencia de espontaneidad provocan capas y capas de armaduras defensivas; las cuales son pesadas de llevar y no permiten vivir momentos auténticos, permitiendo que entren a nuestras vidas personas que nutran nuestras experiencias.
Utilizar nuestro dolor para crear una armadura de frialdad y rigidez impide que las heridas del pasado se curen.
«La coraza de la supuesta frialdad y la rigidez.»
Vivir en acciones superficiales y no ahondarnos en lo profundo de nuestros sentimientos nos condena mantener una careta social o a evadirnos y aislarnos socialmente.
Para evitar sentirnos abatidos no enfrentamos sabiamente nuestros sentimientos, sin darnos cuenta de que ese abatimiento ya ha llegado con el disfraz del estrés; convirtiéndonos con esa actitud en nuestros propios torturadores; por tanto, en los verdugos de los demás.
Tortura autoimpuesta
«Te rindes para liberarte de recuerdos malsonantes y no atendidos.»
Te rindes para liberarte de recuerdos malsonantes y no atendidos.
Al atendernos plenamente en nuestro dolor empezamos a hacernos cargo de lo que realmente ocurre dentro de nosotros mismos, permitiendo que empecemos a salir de papel de carceleros y encarcelados por nosotros mismos.
Empezamos a ser espontáneos y auténticos.
Sin darnos cuenta esta actitud evasiva de nosotros mismos o castigadora nos atrapa en el papel de víctimas y verdugos.
La película de tu vida donde sólo tú eres el director y puedes cambiar el guión cuando quieras. Haciéndote libre.