Entrenamiento silencioso

El Coraje de soltar la falsa ilusión del control

El control es el gran enemigo de la naturaleza de la vida, nos reprime, nos atrapa, nos ponemos en el papel de verdugos, atrayendo victimarios, o bien nos convertimos en sumisos creyendo erradamente que así también controlaremos el resultado.

Sea cual sea la actitud de control que adoptemos detrás hay miedo a la incertidumbre y un deseo que las cosas ocurran como nosotros queremos que ocurran así satisfaciendo nuestras ilusiones.

En ningún caso el control es una fortaleza; es miedo disfrazado.

Soltar el control permite que emerja una fuerza invisible oculta que una persona puede decidir traspasar en presencia del miedo y toma una decisión consciente de poner su atención, y su energía en esa parte amorosa de su ser; que sabe que todo lo puede en la confianza en sí misma, y en el apoyo que la vida le está ofreciendo.

Se ejerce una fuerza inmensa de discernimiento, y madurez que te sostiene en el camino de atravesar ese miedo con la certeza interna que al otro lado siempre hay algo mejor esperándote.

Una persona controladora corre de aquí para allá, perdiéndose el momento presente, cree que por que abarca mucho aprieta algo, sin saber ni ser consciente que esa actitud de control no es más que su negativa a vivir plenamente en libertad y por supuesto no deja ser libres a los demás de ser como realmente son.

«En ningún caso el control es una fortaleza; es miedo disfrazado.»

En el control no hay espacio para la magia que emerge del campo cuántico de las inmensas posibilidades que la vida está dispuesta a entregarte.

El control trae consigo un traje rígido, tosco, serio y falso. Es como una gran armadura medieval que te mantienen atrapado en una falsa sensación de dominio de la vida.

Nada más lejos de la realidad.

Acompañada de una sonrisa que solo dice: ya harás lo que yo quiera que hagas.

El control garantiza la rigidez y el agotamiento.